El cheque (cuento)

Después de comer en un día entre semana, una madre y su hijo conversan sobre muchas cosas. En esta, ella le dice: “Cuando le dije a tu papá que estaba embarazada de ti, me dio un cheque para que abortara. Todavía tengo el cheque guardado.”

“¡¿Cómo?! ¿Mi padre no quería que naciera? ¿Mi héroe, la persona que más admiro y que me lleva a jugar al parque los domingos?”.

Se cayó el velo. También es humano.

El hijo responde con un lacónico y sentido: “Gracias mamá. Gracias.”

Comentarios

  1. AVECES NUESTROS HEROES, PUEDEN NO SERLO.
    LO QUE ES PEOR PODEMOS DESCUBRIR QUE LAS PERSONAS A LAS QUE MAS QUEREMOS NO SON LO QUE DECIAN SER.

    ResponderEliminar
  2. También hay cheques para que no hagan el aborto, es lamentable que el hombre sea culpable de varias desgracias de la mujer, pero la mujer si no quiere tener sexo, nada mas de no aceptar al hombre y punto, pero el coqueteo, las miradas, el "Amor", permite llegar a ellas por su vanidad y el querer dar vida que lo traen en sus genes

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¿Por qué existe El Gueto...?

Quienes cuentan la Historia siempre la han polarizado en buenos y malos, olvidando explicar por qué y cómo sucedieron los hechos, sacándolos de contexto y dando ninguna importancia a las razones que llevaron (u obligaron) a los personajes a actuar de cierta manera. El deseo de "El Gueto..." es presentar lo que se ha dejado de lado: los por qué, los cómo y las razones de la manera más objetiva posible para que TÚ saques tus propias conclusiones, y lo más importante: que TODOS entendamos cómo nos afectan.

Frases historicas

"Estas llaves, que lo son de las puertas que únicamente deben estar cerradas para la irreligión, la desunión y el despotismo, como abiertas a todo lo que pueda hacer la felicidad común, las devuelvo a vuestra excelencia, fiado de su celo que procurará el bien del pueblo a quien represnta".
Palabras que pronunció Agustín de Iturbide al entregarle las llaves de la capital que le habían sido dadas por el alcalde de la Ciudad, don José Ignacio Ormaechea, a su entrada a la capital de la Nueva España comandando a 16,000 hombres el jueves 27 de septiembre de 1821.