Este 20 de noviembre se celebró el 99 aniversario del inicio de la revolución mexicana. Se toma como referencia esa fecha porque según el Plan de San Luis, ese día se levantarían en armas aquellos que estaban a disgusto con la dictadura de Porfirio Díaz, pero en realidad comenzó dos días antes, en la casa de los hermanos Serdán. El 18 de noviembre, treinta rurales comandados por el general Miguel Cabrera van a la casa de los Serdán donde son recibidos a balazos, dándose un enfrentamiento que duro varias horas y donde muere Cabrera. Después llegó el gobernador con más de mil soldados para apaciguar a los revolucionarios. Aquiles se escondió debajo del piso de la sala y sólo la tos lo pudo delatar. Salió del escondite y una bala le dio certeramente en la cabeza, muriendo en el acto. Murieron 57 federales antes que él. Durante el combate, la esposa de Aquiles, Filomena del Valle, junto con Carmen Serdán salieron al balcón de casa y gritaron a toda la gente que se había reunido por el combate: "¡Poblanos! Los que están allí van a morir por el pueblo, vengan a ayudarles; aquí hay armas. ¡Viva la República!". No recibieron respuesta alguna.
Fue así como inició la Revolución, que más bien fue una Guerra Civil. ¿Por qué? Por cómo se formó, desarrolló y concluyó. Primero que nada si quiero enfatizar que la idea de un levantamiento armado fue manejado por muchos antes que Madero, en realidad él sólo aglutinó los sentimientos de una nación harta del porfirismo y sus desigualdades. El levantamiento fue la última opción a los vanos intentos por elecciones libres y democráticas, liberación a la censura, igualdad, justicia, entre muchas otras cosas que el pueblo a gritos. A continuación haré un repaso lo más breve posible de ella para poder explicar por qué fue una Guerra Civil.
Podríamos decir que al inicio sólo fueron escaramuzas, la verdadera batalla, y que determinó el curso de la guerra, fue muy lejos de la Ciudad de México, se desarrolló en Ciudad Juárez del 8 al 10 de mayo de 1911, casi siete meses después de iniciadas las hostilidades. En ella la victoria por parte de los revolucionarios les abrió el paso a la capital. ¿Por qué, si sólo fue una batalla? Porque Porfirio tenía allí uno de los destacamentos más grande de soldados en el país, cerca de seiscientos cincuenta hombres, y el ganar esa ciudad era prácticamente vencer a la dictadura. Hubo negociaciones días antes entre Jose Yves Limantour y Francisco I. Madero para que no hubiera un enfrentamiento, pero éstas se rompieron por la negativa de Díaz a dejar la presidencia y, visto eso, nada podría detener los combates. Un dato curioso, por no decir ridículo, fue que un día antes del inicio de la batalla, Madero les dijo a Pascual Orozco y Pancho Villa que el espíritu de Benito Juárez le había dicho que no combatieran el día designado, me imagino la cara de los dos al escuchar eso. No haciéndole caso a Madero se lanzaron al ataque logrando una contundente victoria, y la renuncia de Porfirio Díaz no tardó en llegar, el 25 de ese mes, ayudado por su esposa, la firmó.
Sin embargo, aquí hay un factor que no se ha tomado mucho en cuenta, y éste es que los Estados Unidos tenían apostados a veinte mil hombres en El Paso, Texas, supuestamente para proteger la frontera. Este hecho no le pasó desapercibido a Díaz, quíen posiblemente veía venir una invasión estadounidense para "proteger los intereses de los ciudadanos estadounidenses", como tantas veces la habían usado para invadir un país. Esa fue posiblemente una de las razones que pesó para su renuncia, cosa que no le fue fácil hacer.
Ese mismo 1911 Madero resultó electo presidente y José M. Pino Suárez como su vicepresidente, en un resultado por demás obvio, y tomando el poder el 6 de noviembre de ese mismo año. Sin embargo Madero carecía de un proyecto definido de nación, provocando que las cosas se le salieran de control. La decena trágica, 9-13 de febrero de 1913, fue lo que desembocó la verdadera guerra civil. Huerta asesina a Madero y a Pino Suárez con el aval de los Estados Unidos y con las intrigas de embajador Henry Lane Wilson. Generando que Carranza se levantara en armas con su ejército Constitucionalista, y apoyados por el ejército popular más grande jamás visto en América Latina, la División del Norte (llegó a tener 35,000 hombres), derrotan a los federales en la batalla de Zacatecas celebrada el 23 de junio de 1914, sentenciando a muerte al gobierno de Huerta, que había perdido el apoyo estadounidense.
La Convención de Aguascalientes se realizó con el fin de darle sentido a la nación, o por lo menos tener un proyecto, pero resultó en un estrepitoso fracaso porque todos tenían proyectos distintos y nadie estuvo dispuesto a ceder con el fin de lograr acuerdos. Aun y cuando fue electo Eulalio Gutiérrez como presidente, Carranza, que inicialmente había acpetado los acuerdos, se negó a reconocer lo ya firmado y desconoció la Convención, actuando verdaderamente como alguien no muy dispuesto a los acuerdos y, en cierta medida, traicionando la misma revolución. Mucho tuvo que ver su afán por el poder para ello. Y lo único que provocó fue que los Constitucionalistas, comandados por Carranza se enfrentaran a la División del Norte, siendo éstos últimos derrotados. Ya Carranza en el poder, cosa que siempre quiso, convocó a un Congreso Constituyente. Con una nueva constitución, Carranza mandó matar a todos aquellos que no lo renococieran como "el primer jefe", siendo los más notables Emiliano Zapata y Felipe Ángeles; pero al final él también fue asesinado un 21 de mayo de 1921 en Tlaxcaloltongo, Puebla. Con la presidencia de Obregón y la de Calles, podríamos decir que se tranquilizaron las cosas y terminó la revolución, aunque oficialmente fue de 1910 a 1920.
Ahora bien, ¿por qué fue una guerra civil y no una revolución? Porque en realidad no cambió nada. Una revolución implica cambios en la misma estructura del Estado. La revolución francesa, la rusa y la cubana son ejemplos de ello. En la francesa hasta se cambiaron los nombres de los meses, dando a entender el repudio al llamado viejo régimen. En el caso de México se tenían líderes, pero no proyectos concretos. Por ejemplo, Madero no tenía un proyecto de nación, él sólo pedía elecciones libres y libertad de expresión, poco hizo por el campo, de allí el levantamiento de Zapata. Además, ¿tenían algo en común las peticiones de Zapata y Villa? Eran conceptos de país diametralmente opuestos, aunado a las desconfianzas mutuas, y no sólo entre ellos, todos desconfiaban de todos y arreglaban las cosas a balazos, no había dialogo, debate, nada de eso. Por eso la guerra entre ellos para tener el control de país.
Tristemente en México las rencillas personales sólo provocaron que se eliminara a personas valiosas que le hubieran dado un sentido diferente a la conducción del país, tales como Felipe Ángeles, Rafael, Emiliano Zapata, entre muchos otros. Si bien es cierto se hizo una nueva constitución, era obvio que tenía que hacerse otra porque la de 1857 desde 1880 era letra muerta. La muerte de todos aquellos que hoy llamamos héroes fueron porque le estorbaban a otro, no por otra cosa, demostrando lo pobre de los argumentos que se esgrimían y mostrando que el porfirismo no se había ido de la idiosincrasia de los mexicanos, y lo peor, sólo se transformó en un engendro, un bodrio, que se apropió de la revolución y que cambiaba de dictador cada seis años llamado PRI.
Las proclamas de hace cien años son las mismas que hoy se piden de nueva cuenta a gritos, el país no ha cambiado, el poder se ejerce de modo muy similar, existe la misma impunidad, la misma desigualdad, la misma pobreza, las mismas injusticias.
Que triste que la muerte de los más de un millón de mexicanos no hayan servido de nada, más que para perfeccionar el sistema dictatorial, sistema del que no hemos salido del todo.
Así es, no fue una revolución, fue una muy apasionante guerra civil y la cual debemos de seguir recordando, estudiando y no olvidarla por la enorme riqueza de los personajes que participaron en ella. Pero reconozcamos que en nada cambio al país, aunque se nos quiera insistir en mostrar lo contrario.
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