En 1942, con la llegada de cazas
estadounidenses se intensificaron los bombardeos sobre Alemania; ese año
Lübeck, Colonia y Essen fueron bombardeadas con una magnitud nunca vista. En 1943
200 mil toneladas de bombas fueron lanzadas sobre carreteras, ferrocarriles,
centrales hidroeléctricas, pantanos, fábricas y yacimientos petroleros, uno de
los más devastadores de ese año fue en Hamburgo entre los días 24 y 27 de
junio, cuando 9 mil toneladas de bombas rompedoras (de entre 100 kgs a 4 toneladas
con TNT) e incendiarias (que alcanzan 2500º) provocaron lo que se denominó una “tempestad
de fuego”, matando según cálculos entre 30 mil y 50 personas.
Por eso Albert Speer, ministro
del armamento de Reich, optó por diseminar la industria para que fuera difícil de
localizar y las afectaciones fueran
menores; además se reforzaron las defensas antiaéreas con doce mil cañones y
medio millón de hombres. El bombardeo a Hamburgo obligó a Speer a realizar
estos cambios. “Seis ataques como este nos obligarían a capitular”, dijo. Los objetivos
Aliados eran para destruir y afectar el funcionamiento bélico del Reich, por
eso causó cierta sorpresa el objetivo que se había escogido para el siguiente
ataque, que se efectuaría entre el 13 y el 15 de febrero de 1945: Dresde.
Arde la ciudad barroca
Capital de Sajonia, Dresde era
una ciudad que oscilaba en los 700 mil habitantes. Famosa por sus múltiples y
bellos edificios como iglesias, teatros, ópera y palacios que fueron acondicionados
como museos y bibliotecas. La primera joya de la arquitectura de la ciudad es
la iglesia protestante de Frauenkirche, del periodo barroco y en cuyo órgano tocó
Bach.
Los Aliados no se habían preocupado
por ella hasta casi el fin de la guerra y los alemanes no la protegieron
debidamente, ya que las baterías antiaéreas asignadas para su protección fueron
destinadas al frente soviético que se encontraba a solo 100 kilómetros. La elección
de Dresde como objetivo sigue siendo causa de debate, ya que recientemente se
ha argumentado que no era una ciudad abierta (lo cual debería de haber evitado
el ataque) sino más bien un centro administrativo, industrial y de
comunicaciones que estaba cerca del frente oriental, la cual la hacía un blanco
lógico. Pero lo que nadie esperaba es que se convirtiera en el ataque más
devastador de los Aliados.
Los Aliados bombardeaban de forma
distinta: los estadounidenses elegían objetivos militares, industriales y de
comunicaciones, volando a gran altura para evadir los cazas y las baterías antiaéreas
alemanas. Los británicos, en cambio, preferían hacerlo de noche y en lo que
llamaban “bombardeos alfombra”, esto consistía en una formación en forma de “V”
para cerrarse como abanico y así arrasar en media hora todo espacio interior,
reduciendo la imprecisión. ¿Cómo bombardearían Dresde? La respuesta se dio el martes
13 de febrero de 1945.
Ese martes era de carnaval y por
las calles todavía había cierta festividad, sin embargo, las alarmas antiaéreas
sonaron a las 20:03. Una escuadrilla de vanguardia llegó y marcó con bengalas
la ciudad. Minutos después 244 aviones lanzaron 875 toneladas bombas. Sometiendo
a la ciudad a temperaturas de hasta mil grados. La formación elegida fue la
tipo “V”, que impidió que los bomberos pudieran controlar el fuego. Pero eso no
era todo. Para la 1:30 de la madrugada del
14 524 aviones 1765 toneladas de bombas. Este ataque afectó el casco antiguo de
la ciudad así como la zona oeste, donde alcanzó la estación central y desde donde
se aprestaban a salir trenes con refugiados. La estación ardió, dos hospitales
y gran parte de los equipos de bomberos, quienes estaban en los refugios y
fueron alcanzados. Ese mismo 14 pero a mediodía 311 aviones lanzaron 800
toneladas más. El 15 fue de nueva cuenta atacada la ciudad de forma totalmente
innecesaria.
En total fueron lanzadas a Dresde
4 mil bombas en un lapso de poco más de 48 horas, variando las cifras de
muertos con el tiempo. Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi,
contabilizó 200 al inicio, ajustando la cifra a 40 mil. Los soviéticos aumentaron
la cifra a 320 mil, esto más por razones políticas que por una contabilización exacta
ya que Dresde quedó dentro del control soviético y fue usado para sostener que
el bombardeo fue sin el consentimiento de la URSS. Al final, el cálculo de
muertos varía entre 35 mil y 50 mil.
Surge la controversia
Dresde fue hasta ese momento el mayor bombardeo de la Segunda Guerra Mundial y el que ha generado más polémica. ¿Fueron atacados los civiles con ametralladoras en vuelos rasantes? ¿Se quiso intimidar a la URSS? ¿Tenía algún sentido bombardear una ciudad aparentemente inocua? La primera pregunta tiene una respuesta sencilla: no. Esas versiones fueron falsas y tenían como objeto maximizar el ya de por sí devastador ataque. La segunda es una opción viable ya que es posible que los Estados Unidos hayan buscado de alguna manera detener el avance soviético más al Oeste. La tercera es la que causa debate. Ya que como vimos en párrafos anteriores, Dresde no era una ciudad libre, estaba cerca del frente ruso y tenía una industria bélica, así que no era realmente un blanco inocuo. Además, el bombardeo no afectó realmente a las industrias ya que las más de doscientas fábricas que había en un lapso de dos semanas ya funcionaban con normalidad, así mismo, las comunicaciones se desempeñaron hasta el final de la guerra sin contratiempo alguno. Lo que sí afectó fue el ánimo de los alemanes, produciendo una gran conmoción y mostrándoles que la guerra estaba más que pérdida.
El bombardeo se insertó en una lógica
de guerra aérea en la que ambas partes mostraron una enorme brutalidad (no
olvidemos el bombardeo alemán a Stalingrado que causó 40 mil víctimas) y que
obliga a preguntarnos: ¿Cuáles son los límites permisibles y morales en una
guerra?
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